Hablamos con Kaki
Arkarazo, el que fuera guitarrista de Negu
Gorriak, sobre su trayectoria, su faceta como
productor y la escena musical en Euskadi.
Ha
producido discos de Amparanoia, Lamatumbá,
Chucho, Deltonos, Ràbia Positiva, Manta
Ray, Boikot, Porretas... y así decenas
de grupos, antes como empleado en diversos
estudios o freelance y ahora, desde hace unos
años, en el suyo propio, en los estudios
Garate.
Kaki empezó en esto de la música
muy joven, pero “no fue una cosa premeditada,
no fue más que un hobbie siempre porque
yo ya tenía mi vida laboral precozmente
resuelta, era profesor de euskera, me saqué
el título a los 15 años y ya
andaba dando clases en el ayuntamiento de
Bilbao, e iba a hacer Sociología por
hobbie también.Pero después
dejé la carrera, me fui a Fuenterrabía
y allí tenía más margen
para poder hacer música y comprarme
aparatos para montar ya un estudio pequeño.
Luego me pasé a la radio, fui a Donosti
en el ‘82 y después ya ahí
me encontré con el núcleo cultural
moderno que entonces estaba moviéndose
y veía que estaba el nuevo caldo de
cultivo de la nueva generación de músicos.
Nos juntábamos en el típico
piso por donde pasaba todo el mundo, y escuchábamos
la música que nos gustaba”.
Pero
empecemos por aclarar términos: ¿en
qué consiste ser productor de discos?
“Normalmente se trata de orientar el
trabajo de un grupo por donde se supone que
interesa, qué es lo que quiere dejar
traslucir en su disco. El grupo tiene una
música que suena de una manera y todo
el proceso que puede darse de coger lo que
hace ese grupo y hacer que suene lo más
verídico o lo más interesante.
Y hay mil maneras de hacer ese trabajo: o
simplemente coger esa música y grabarla,
de manera que suene bien; o muchas veces falta
buscar músicos no arreglos diferentes
para enriquecer la música, según
del género que sea. Al fin y al cabo,
acabas participando en el proyecto según
lo que exija el grupo de ti. Muchos productores
no trabajan técnicamente el disco,
sólo aportan su sabiduría musical,
pero en mi caso, como desde el principio trabajé
como técnico pues se trabaja según
el pedido, en base al grupo”, nos aclara.
“Otras
veces tengo que ir a los ensayos, en el local,
es decir, una preparación previa, es
lo que se llama la preproducción: aclarar
los temas, que pueden estar muy confusos,
a pesar de que la idea esté clara,
por haber demasiada instrumentación
o lo que sea”. Y según seguimos
charlando con él, parece que la labor
de producción tenga mucho que ver con
ser hechicero o chamán, es decir, “un
poco es convertir en realidad el sonido que
traen en la cabeza. Y muchas veces hay que
hacer de psicólogo, porque hay falta
de concreción. El músico muchas
veces no confía suficientemente en
sí mismo y tú tienes que hacer
el trabajo de
que confíe, que tome sus propias decisiones
aunque sea de tu mano. Muchas veces son preguntas
y más preguntas de cómo lo va
a hacer, cuando realmente él lo sabe;
entonces vas guiando un poco”.
Este
curtido artista vasco produce todo tipo de
estilos y géneros, desde el punk-rock
hasta el reggae, pasando por la canción
de autor o tradicional, y se le acercan los
músicos por el ‘boca-oreja’,
porque conocen su trayectoria o por la calidad
de trabajos anteriores.
Y
tiene muy buena relación con los productores
de Euskadi: “La verdad es que no
somos mucha la gente que trabaja en esto.
Y hay muy buena relación”, y
menciona la Katarain, Aitor Ariño o
César Ibarretxe y Jean Phocas, de estudios
Elkar.
¿Y
para ser productor qué habilidades
se necesitan? “Sobre todo oído
y gusto musical, y también experiencia
porque es de la manera en que se consigue,
habiendo tocado y conociendo en qué
se basa la música y de dónde
viene lo que se está haciendo hoy en
día, orígenes, tipos, etc. desde
el comienzo de la música pop, unas
coordenadas de dónde colocarte, porque
te viene un grupo y tienes que ver de qué
van y de dónde vienen. Pero en mi caso,
que ando con muchos tipos de géneros
musicales, me importa quizás más
el trato con la gente que el género
en sí, porque nunca me he querido especializar,
me intereso mucho más por que haya
una comunicación entre el grupo y mi
trabajo”.
Y
la trayectoria de Kaki Arkarazo no es corta,
ni mucho menos. Cuando llegó a Donosti
a principios de los ‘80 ya había
tocado en grupos y había trabajado
en radio, allí empezó con M-ak,
colaboró con Kortatu en su última
etapa, y después Negu Gorriak.
“Eso fue el resultado también
de una previa, que fueron las producciones
que hice yo de M-ak, que los Muguruza eran
bastante fans del grupo, y me llamaron para
hacer la producción de su último
disco con Kortatu, entonces me metí
con ellos en el Kolpez kolpe y ya fui con
ellos en directo. Y eso ya era una premonición
de que algo iba a salir y después del
último concierto quedamos los tres
en que nos juntaríamos para hacer algo.
Y nada, se hizo. En la bajera de mi casa,
clandestinamente, preparamos una maqueta entre
los tres para presentar a nuestro mánager,
que era el de Kortatu. Hicimos la autoproducción
completa del disco antes de presentarla a
cualquier sitio, y de ahí salió.
Era una cosa muy experimental aquello, ni
pensábamos al principio ni en tocar
en directo ni nada. Por aquella época
era un producto de laboratorio, trabajamos
investigando, haciendo samplers, y luego ya
fuimos cambiando, pero al principio era muy
marciano aquello, muy rompedor”. Y escribieron
parte de la historia reciente de la música
del Estado español, influyendo a lo
largo de los ‘90 a decenas de grupos
en Euskadi y en toda Europa.
EUSKADI
AHORA
Hace cuatro años que Negu Gorriak paró,
con el mítico concierto en Anoeta,
pero hay vida en la música vasca después
de aquello, y Kaki sigue ahí. “Pues
yo estoy un poco expectante. Creo que hace
falta un poco de tiempo, porque viene ahora
una generación de grupos y hay que
ver lo que hay ahí. Todavía
no hay grupos punteros, pero sí que
hay mucha juventud y ambiente entre ellos.
Viene un nuevo boom de grupos de la generación
de gente joven; una historia rollo años
‘70, muy rockanrolera y punk-rock. Parece
que los Kuraia van a ser un poco los gurús,
pero cada grupo es un mundo, con matices diferentes.
Creo que por ahí viene algo nuevo que
a ver qué pasa. Además son grupos
que llevan a gente a los conciertos. Están
también Surfin Kaos, muy estética
glam-rock que hacen punk-rock”.
Además, las circunstancias parece que
acompañan: “Los sitios pequeños
hay que programarlos y eso tiene su complicación.
Locales yo creo que hay muchos, pero el problema
es que aquí están un poco desperdigados
y para moverse entre semana cuesta.
Pero a nivel de salas no nos podemos quejar,
comparado con cualquier sitio del Estado.
Y luego están los gaztetxes, que cualquier
día te vienen Def con Dos o Habeas
Corpus y eso está muy bien.”
ESTUDIOS
GARATE
Kaki, cuando no está de gira con Betagarri
u otros como técnico de sonido, ermanece
trabajando en su proyecto: los estudios Garate.
“Yo estuve años y años
trabajando en estudios ajenos y a la hora
de hacer el mío tenía que sentirme
muy a gusto. Lo primero que hice fue buscar
un buen sitio. Y miré que estuviese
apartado pero que a la vez estuviese accesible,
no muy lejos del mundo. Aquí se llega
enseguida desde Andoain. Desde el principio
somos cuatro, dos técnicos y dos que
se ocupan de la planificación e infraestructura".
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