Alguien tiene que deshacer todo el mal creado,
decía una canción pop underground
de los 80, y aquí está Fermín,
les digo yo. El guardián que espera
entre el centeno, al borde del abismo, para
recoger a los que están a punto de
caer, el reconductor, el enseñador,
el tutor dulce que adoctrina a su comunidad
con palabras que puedan cantar y bailar, con
canciones que no salen en los libros sobre
batallas que sí salen en los mapas.
Si
admitimos que el problema de nuestro país
es uno de educación y recuperación
de la memoria (e indudablemente debemos admitirlo),
Fermín Muguruza es necesario. Fermín
es el trovador, y me perdonarán el
símil añejo, que recuerda batallas
pasadas en sus romances. Porque hay batallas
que hay que recordar, especialmente en nuestro
país, un lugar amigo del sitevistonomeacuerdo
moral, del aquí-no-ha-pasao-ná,
del culpar al vecino para no ver la viga que
llevamos metida en el ojo propio. Ese país
ridículo, España, ese lugar
atrasado, vagamente consciente de su estupidez
milenaria, un sitio en el que se celebra llevar
a juicio a carniceros lejanos mientras los
nuestros pasean por nuestras calles llenos
de salud y lozanía, siempre reconvertidos
en “demócratas”.
Y
esa palabra, las cosas feas que le ha hecho
el poder, que ahora ya parece un insulto.
No,
hay que invitar a pasar al trovador Fermín
Muguruza, y que les recuerde a los que no
lo vieron que aquí hubo una dictadura
fascista, establecida tras un golpe militar
contra una república escogida por el
pueblo.
Podemos
eufemizar todo lo que queramos pero, al final,
lo que pasó es lo que pasó.
Eso,
y que la dictadura duró tres décadas.
Eso,
y que no fue la dictadura blandita y severa
de entrenador de barrio, de colleja amable,
que nos muestran en nocivas e inmorales series
televisivas como la siempre odiosa Cuéntame.
No: fue ésta una de las dictaduras
más sangrientas de Europa y del mundo,
veces y veces más terrible que la Argentina
y la Chilena juntas, sólo comparable
-en actuación, que no en brevedad-
a la nacionalsocialista.
Y
con eso, pocas bromas.
Y
con eso, que a nadie se le olvide que aquí
hubo buenos y malos, quizás el único
conflicto en la historia en que el tema no
dejaba lugar a dudas.
Fermín
Muguruza ha decidido seguir cantando sobre
esto en Mirant al cel, sólo que aquí
no canta y en cierto modo ha cambiado de armas.
Conviene explicar esto: Fermín Muguruza
nos entrega en Mirant al Cel una serie de
viñetas que le transmiten a uno el
horror de la espera frente al bombardeo, cientos
de civiles mirando al cielo, esperando la
que va a caer, mordiéndose los labios
de pura rabia ante la injusticia patente.
Pues en la Guerra Civil fue también
el primer conflicto en el que se experimentó
con el bombardeo sistemático contra
la población civil, y en eso también
fueron pioneros las tropas nacionales.
Primeros
en todo lo malo; típico de aquí.
Typical Spanish.
Pero
Fermín, deshaciendo el mal. Si antes
Fermín Muguruza utilizó el punk
rock ’77 de trinchera y estrella roja
(en Kortatu), el hardcore metalizado y a ratos
rapeador (en los furiosos fusionadores Negu
Gorriak), el el reggae clasheante de grito
de guerra de su trabajo en solitario, aquí
se debilita a conciencia. Es decir, se hace
débil por propia voluntad, baja la
voz para transmitir el miedo, la indignación
callada que sufrieron los vencidos, y lo hace
con nuevos instrumentos. En Mirant al cel,
Muguruza usa el dubstep, la música
de cámara, añade violoncellos
y violines, dub y drum’n’bass.
Lo graba en estudios de Nueva York, Irún,
Andoain y Bristol (la cuna del recién
nacido dubstep). Y cierra su boca de pregonero,
de trovador cabreado, de punky-reggae-party-man
para contagiar el miedo de la retaguardia.
De
los bombardeos sistemáticos a Barcelona.
Heroica Barcelona. Aquella ciudad que nos
intentaron triturar, que nos tomaron los fascistas,
y que hoy nos roban día a día
de otras maneras.
Una
ciudad que, como el resto de la España
roja, tuvo que ver como la justicia no triunfaba.
Con la boca abierta y el estómago estrujado
como papel de plata. Casi sin creérselo.
Que
tuvo que aceptar una perdición humillante
y humillada, de apartheid a los socialistas,
comunistas, anarquistas, exterminio sistemático
del adversario. Aquí al lado. Eh: A
la vuelta de la esquina. Aquí, no en
Chile. Que no se olvide, que fue aquí.
Fermín
Muguruza, un hombre blanco que no está
bailando en el Hammersmith Palais, que está
en Irún, Muguruza el vasco abanderado
del reggae punk, el experto y apasionado de
la música jamaicana, cambia aquí
los guantes de boxeo por finísimos
dardos, por agujas de mapa bélico,
pinchazos en nuestra dermis narcotizada por
los medios y el olvido obligado, la falsa
“reconciliación” de su
cacareada transición de papel maché.
Muguruza
dice lo mismo, pero de otras maneras. Y si
antes levantó la bandera de la batalla,
ahora se detiene para salvar a los heridos,
para cauterizar las heridas de los civiles
asesinados por el fascismo.
Mirando
al cielo que estaban, todos ellos.
¿Cómo
le pones música a algo de tamaña
injusticia, de tamaño horror? ¿Cómo
cantas de algo así? En un fragmento
del documental se habla de cómo los
bomberos recibieron la orden de retirar de
la verja de la Universitat a una mujer embarazada
de ocho meses que había quedado empalada
allí, abierta en canal, al recibir
el impacto de una bomba italiana.
Algo
así, mejor no olvidarlo. Algo así,
mejor cantarlo siempre.
Pero
a la vez, algo así no hay grito lo
suficientemente alto que pueda explicarlo.
El vacío de explosión del dub
lo hace mejor, como sabe Muguruza. Porque
alguien tenía que deshacer todo el
mal creado, y él ya tenía la
experiencia de años dando cabezazos.
Quizás
sea este el disco más inesperado, melancólico,
triste de garganta atrancada por la pena y
la humillación, de Fermín Muguruza.
Música del mundo, pero de un mundo
que nos enterraron y que quieren que olvidemos.
Pero
que no se olvide, que fue aquí. Sí,
aquí al lado. En Barcelona, mirando
al cielo todos.
El disco de "Mirant al cel"
está pulicado por Talka
Enlaces:
- "Mirant
al cel", una revisión emocional
a los bombardeos de Barcelona de 1938 [negugorriak.net]
- "Mirant
al cel" [B.S.O.] [Talka]
- Fermin
Muguruza